EL COYOTE Y LA OVEJA.
2
Dizque un hambriento Coyote
se estuvo una noche entera
dando vueltas al redil
de una manada de Ovejas,
sin que pudiera pillar
ni hacer presa de una de ellas:
Viendo inútil su trabajo,
sus vueltas y diligencias
lo que no pudo por mal
pretende lograr a buenas.
Con halagüeñas palabras,
escondiendo su fiereza,
llégase astuto a la cerca,
y llamando a la más tierna
entabla conversación,
diciéndola: "dulce prenda,
si vieras cuanto yo siento
y cuanto es grande mi pena
el veros tan abatida
a tí, y a tus compañeras,
sin libertad ni placeres,
siempre encerradas y presas,
sujetas sólo al capricho
del pastor que las gobierna,
sin que puedan disfrutar
su derecho, con franqueza
para saltar por los montes
y pasearse por las breñas. ..
No lo creyeras, mi bien;
mas te digo con llaneza
que no se encuentra otra dicha
que se le asemeje a esta.
Mira, toma mi consejo,
que es de mi amor una prenda:
mañana por la mañana
luego que os abran la puerta
y al prado el Zagal os lleve,
atrásate con reserva,
escápate de su vista
corriendo al bosque ligera;
que yo allí te aguardaré,
con mis brazos en tu espera
y con esto lograrás
salir una vez de penas".
Engañada la infeliz
creyó a la inhumana fiera.
Luego que al campo salió,
de su rebaño se aleja
hasta llegar donde estaba
el infame que aconseja.
Y entonces, ¿qué sucedió?
lo que era muy natural:
que al instante se la almuerza
y da fin a su maldad.
"Consejeros de esta especie
hay muchos que con pretexto,
de libertad y de dicha,
encubren un fin perverso".
jueves, 15 de octubre de 2009
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la verdad la pagina muy buena he
ResponderEliminarlos colores muy prendidos
y la informacion ni se diga
interesante